50 Años después

Hace unos días escribíamos unas líneas llamadas “1700 años después”, a propósito de los 1700 años de la promulgación del llamado Edicto de Milán. Hoy decimos solamente “50 años después”, y es que hace 50 años (27de Mayo de 1963) aparecía un Álbum llamado “The Freewheeling Bob Dylan” (Columbia Records), dentro del cual estaba la canción “Blowin’ in the Wind” (“La respuesta está en el viento”), de Bob Dylan. Una canción que hacía una serie de preguntas sobre la paz, la guerra y la libertad, entre otros temas; en un contexto de unos Estados Unidos que venían al menos de tres grandes guerras, las dos llamadas “mundiales” y la de Corea. Este joven autor aparecía cuestionando una serie de realidades que su país pretendía ignorar: familias destruidas, mujeres sin esposos y sin hijos perdidos en las guerras, hijos sin padres, enfermos psíquicos y físicos a causa de las secuelas bélicas, etc. (cfr. su canción “Masters of Wars” [“Señores de la Guerra”]).

Pocos días después (28 de Agosto de 1963), el líder de los Derechos civiles de las personas de color en Estados Unidos, Martin Luther King Jr., pronunciaba su célebre discurso “I have a dream” (“Yo tengo un sueño”), en el cual invitó al grupo “Peter, Paul and Mary” a que entonaran dicha canción, misma que desde entonces se convirtió en himno del mencionado movimiento. El autor de dicha canción conoció el ambiente de las drogas y el alcohol, entre otras manifestaciones de una vida nihilista, y así lo expresó en su canción “Like a Rolling Stone” (“Sin rumbo a casa/como una piedra que rueda”, traducen muchos).

Era un sábado, 27 de Septiembre de 1997, durante una velada del Congreso Eucarístico Nacional Italiano en Bolonia, (son de esas cosas que no se pueden olvidar), con miles de jóvenes reunidos entre la cultura y la oración, que sonaba de fondo durante varios minutos la mencionada canción de Dylan, cuando de pronto apareció, ya enfermo, Juan Pablo II, y sonando de fondo por enésima vez la melodía, el Pontífice exclamó improvisando en su discurso: «Amadísimos jóvenes, os doy las gracias por esta fiesta, que habéis querido organizar como una especie de diálogo a varias voces, donde la música y la coreografía nos ayudan a reflexionar y a orar. Hace poco, uno de vuestros representantes ha dicho, en nombre vuestro, que la respuesta a los interrogantes de vuestra vida “está silbando en el viento”. Es verdad. Pero no en el viento que todo lo dispersa en los torbellinos de la nada, sino en el viento que es soplo y voz del Espíritu, voz que llama y dice: “Ven” (cf. Jn 3, 8; Ap 22, 17). Me habéis preguntado: ¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre para poder reconocerse hombre? Os respondo: Uno. Uno solo es el camino del hombre; es Cristo, que dijo: “Yo soy el camino” (Jn 14, 6). Él es el camino de la verdad, el camino de la vida».

El rebelde cantautor, se inclinó delante del Pontífice, (¡sí, el mismo Dylan, el chico rebelde!) como parte de su itinerario de conversión al cristianismo (que había iniciado hacía varios años), y para escándalo de muchos. Era una música que marcó a grupos como los Beatles y otros de su talla; música que dictó una forma de ver la vida como compromiso por los derechos humanos y la vida.

Pbro. Filiberto Cruz Reyes

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