La eclesiología de Francisco

En su reunión con el Comité coordinador del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) durante su viaje a Brasil, el Papa Francisco les habló de unas “pautas eclesiológicas” a los Obispos ahí presentes.

Afirmó: «Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el «hoy». Hacia el pasado su presencia se nos da como «memoria» de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como «promesa» y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un «futuribles». El «hoy» es lo más parecido a la eternidad; más aún: el «hoy» es chispa de eternidad. En el «hoy» se juega la vida eterna.» Es decir, la misión y el misionero se debaten en la historia que se construye cada día, haciendo presente el reino de Dios con un estilo de vida que haga presente a Jesucristo: la Iglesia no es, de algún modo, un fin en sí misma, por eso el Papa también afirma: “El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales”.

En la eclesiología que el Papa presenta en esa reunión, es el Obispo el primer misionero, que vive el “hoy” de la misión y pide de los obispos misioneros: “Hombres que no tengan «psicología de príncipes». Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra”, es decir que vivan el “hoy”; y eso vale también para cada cristiano: amar cada día la misión que Dios nos ha encomendado. En este contexto entendemos los cambios recientes de párrocos que nuestro Obispo ha hecho: amar la parroquia que se les confía “hoy”.

Y es que ya desde la antigüedad es clara la misión del Obispo: “la sucesión apostólica no es primariamente sucesión en el cargo, sino entrega y recepción oficial (paradôsis) de la doctrina de los Apóstoles” (González Faus, José I; “Ningún Obispo impuesto” (San Celestino, Papa). Las elecciones episcopales en la historia de la Iglesia, Sal terrae, Santander 1992, p. 16). Es el oficio eclesiástico lo que determina el modo en que se ha de ejercer lo que antológicamente se recibe en el sacramente del orden, por eso es entendible que haya actualmente dos obispos de Roma, uno en funciones y el otro emérito, el primero gobierno y el segundo sigue siendo obispo sucesor de los Apóstoles y a su modo testigo de la doctrina de los Apóstoles. Así como una es la Iglesia, uno es el Colegio de los Obispos, participan todos sus miembros de la misma y única misión de la Iglesia. Por eso, el Papa Francisco termina diciendo en ese discurso a los Obispos: “por favor, les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio”.

Pbro. Filiberto Cruz reyes

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