Luego de saberse de la elección del Cardenal Bergoglio a la cátedra de Pedro se levantaron voces insinuando, al menos, su indiferencia o pereza para reaccionar frente al golpe de estado en Argentina, su patria, por el General Jorge Rafael Videla, y sus consecuencias: se le acusa al régimen golpista de que entre 1976 y 1983 hubo unos 30, 000 desaparecidos; 19, 000 torturados y ejecutados de manera sumaria; unos 500 niños recién nacidos fueron arrancados de los brazos de sus madres, mismas que fueron ejecutadas, para darlos en adopción a militares; fueron arrestados unos 50, 000 activistas políticos; al exilio fueron unos dos millones de opositores, etc. (http://www.ilgiornale.it/news/interni/cos-ho-messo-mani-sulla-lista-bergoglio-956077.html). Entre otras cosas que también le recriminaban a Francisco fue no rescatar del secuestro a dos de sus hermanos jesuitas mientras era el Superior General en Argentina de los jesuitas, los padres Franz Jalics y Orlando Yorio, quienes habían sido su director espiritual y maestro de teología.
El día 7 del presente fue presentado el libro “La lista di Bergoglio, i salvati da Francesco durante la dittatura” (Ediciones Emi) en la sede de la Revista de los jesuitas “La Civiltà Cattolica” en Roma, del autor italiano Nello Scavo, quien escribe para el periódico L’Avvenire. El ensayo-investigación lleva un prólogo de Adolfo Pérez Esquivel, premio Novel de la paz. Hasta el día 6 del presente se habían vendido ya los derechos para las ediciones en inglés, francés, español, portugués, húngaro y croata para 30 países. El título está inspirado en la película de Steven Spielberg “La lista de Schindler” (1993), en la que se narra cómo un empresario alemán, Osckar Schindler salvó la vida de unos 1000 judíos polacos durante el Holocausto.
En su libro Nello Scavo demuestra que las acusaciones al Romano Pontífice de colusión con el régimen de Videla no sólo carecen de total inconsistencia, sino que se mantuvo activo salvando a muchas personas buscadas por los militares, arriesgando la propia vida. El autor afirma que los padres jesuitas arriba mencionados, mientras eran torturados, sus verdugos les hicieron creer que quien los había denunciado había sido precisamente su ex alumno, cosa que el autor llama una canallada. Cuando Bergoglio descubre que sus sacerdotes estaban presos en la temida Escuela Superior de mecánica de la Armada, creadora de los llamados vuelos de la muerte, se las ingenió para hablar dos veces con el General Videla, así como con el Almirante Massera, a quien le dijo al retirarse: Mira Massera, los quiero detrás de mi, vivos”. Al llegar el Almirante le había dicho en tono sarcástico: Hola Bergoglio. La noche siguiente los dos jesuitas fueron narcotizados y arrojados en unos pantanos, vivos. Yorio murió en el 2000, Jalics seis años después celebró una misa con Bergoglio y se abrazaron públicamente para poner fin a las calumnias.
Para comprender el silencio discreto de Bergoglio, dicen, hay que comprenderlo a la luz de su vida misma y de su pensamiento. Acerca de la Curia Romana y sus problemas expresó el Papa: “Yo la veo y la vivo como un organismo de servicio, un organismo que me ayuda y me sirve. A veces llegan noticias no tan buenas, a menudo ampliadas y a veces manipuladas con amarillismo. Los periodistas a veces corren el riesgo de enfermarse de coprofilia y fomentar de esta manera la coprofagia: que es el pecado que marca a todos los hombres y mujeres, es decir el ver siempre las cosas malas y no las buenas” (Vidal, José Manuel-Bastante, Jesús; Francisco. El nuevo Juan XXIII. Desclée De Brouwer-Religión Digital. Bilbao 2013. p. 59). Esperamos con ansias y esperanzas clarificadoras el texto.
Filiberto Cruz Reyes