Y ahora ¿quién podrá defendernos?

La muerte de Roberto Gómez Bolaños el día 28 de noviembre pasado no sólo conmovió a México, sino a muchas personas también en otros países, pues sus ya famosos personajes traspasaron las fronteras juntamente con sus míticas frases. ¿qué quería expresar con los personajes de su mundo de fantasía? ¿qué nos pueden decir en este momento por el que atraviesa México?

En la vecindad del Chavo del 8 ¿no podríamos ver ahora más que nunca una especie de México surrealista? Es una especie de isla en la que casi nunca cambia nada (este México que no alcanza una verdadera democracia), en la que no se mira hacia fuera o no se permite ver hacia fuera (el migrante que lo intenta termina muerto); vecindad en la que todo parece, como se dice hoy, disfuncional: el Chavo que sufre de una orfandad inexplicable y es el eterno niño que no acaba nunca de crecer (¡cuanta gente buena y talentosa y México sigue igual!); el estómago vacío que sueña siempre con la torta de jamón (¿acaso no tenemos una cruzada contra el hambre y promesas incumplidas que hacen saborearse imaginariamente?); su bondad, que los demás niños advierten más bien como una ocasión para aprovecharse de él (puede usted imaginar aquí cualquier cantidad de situaciones que vive nuestro pueblo); miles de casas que surgen como hongos poco más grandes apenas que un barril.

Ahí ninguna familia es “normal”: a Quico le falta el papá, a la Chilindrina la mamá; a la Bruja del 71 no se le llega el momento del matrimonio y es la eterna enamorada de don Ramón; el señor Barriga que nunca recibe la renta por parte de don Ramón, y por otra parte nunca lo echa fuera realmente; Jaimito que añora su pueblo natal Tangamandapio (que algunos dicen significa ¡“tronco podrido que se mantiene en pie”!) y sus tiempos, y no hace muchas cosas porque quiere “evitar la fatiga” (¿acaso no quisiéramos ver otro Michoacán distinto al violento de hoy?); si queremos rescatarlo será con mucha fatiga y no podemos permitir que el miedo nos paralice (a Jaimito “le da cosa”), de lo contrario llegará su “crepúsculo arrebolado” como permanecía en la memoria del personaje, pero esta vez será de más sangre.

Quico que se siente —en gran medida porque su madre se lo dice— de otra alcurnia y no se junta con la “chusma”, este México de los extremos que hace sean realmente muchos Méxicos, baste ver los datos duros y las estadísticas del INEGI; las fosas clandestinas llenas de cadáveres que fueron considerados por no se quien solamente parte de “la chusma”; la Chilindrina y su eterna necesidad de paternalismo lisonjero: “papito lindo, mi amor, papacito”; el profesor Jirafales y su bien intencionada actitud educativa que nunca llega muy lejos… podríamos seguir pensando en cosas parecidas con la realidad, y más allá de la realidad, surrealistas pues, pero “¡es que no me tienen paciencia!” Descanse en paz el multifacético Roberto, sus personajes seguirán provocando risa y reflexión.

Pbro. Filiberto Cruz Reyes

7 de Diciembre de 2014

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