Los Cardenales de la Santa Iglesia Romana y la Reforma Económica de Francisco

El pasado 22 de Febrero del presente el Papa Francisco “creó” 19 nuevos Cardenales en un Consistorio Ordinario público. “Consistorio” proviene del latín tardío “consistorium”: lugar de reunión; y se deriva del latín clásico “consistere”: detenerse; tomar posición, disponerse; comparecer, presentarse. Con este nombre se designaba en los últimos siglos del Imperio Romano, a las reuniones de los dignatarios imperiales, presididas por el Emperador en el Palacio de Gobierno. El Emperador era el último en hablar y cada una de sus decisiones tomaba fuerza de ley (cfr. Rossi, Agnelo; Il Collegio Cardenalizio. Editrice Vaticana, Vaticano 1990, p. 43). A través del Consistorio el Papa llama a los Cardenales para que colaboren con él en la suprema autoridad de la Iglesia, y por lo mismo, cuando los convoca trata con ellos las cuestiones de más importancia para el gobierno de la Iglesia Universal. Desde el siglo XII es prerrogativa exclusiva del Colegio de Cardenales la elección del Romano Pontífice.

La reforma económica que el Papa Francisco ha emprendido al interior de la Iglesia, de manera especial en las instancias de la Curia Romana, se enmarca en algo mucho más profundo, lo que él llama en la Evangelii Gaudium la “nueva idolatría del dinero”, ya que por ejemplo, al criticar las ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera afirma: “Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas” (n. 56). La reforma económica que Francisco propone debe llegar a las personas y las instituciones, eclesiales y no, es decir, propone una humanización de la economía y, como buen juez, ha querido empezar por su propia casa.

Para todo esto el Papa ha dado una serie de pasos que iniciaron desde los días de las “congregaciones generales” de los Cardenales al preparar el cónclave que elegiría al sucesor de Benedicto XVI: decía que hay dos visones de la Iglesia, una es “la Iglesia evangelizadora que sale de sí” y otra es “la Iglesia mundana que vive en sí, de sí y para sí”. Afirmaba que considerar estas dos visiones de Iglesia es lo que debe “dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer” en la Iglesia. El Cardenal Ortega de la Habana fue quien difundió las palabras del Pontífice con su autorización. Las congregaciones generales son “para permitir a cada Cardenal que exprese su opinión sobre los problemas que se presenten, pedir explicaciones en caso de duda y hacer propuestas” (UDG n. 11).

Ya Pontífice, Francisco promulgó un Quirógrafo el 24 de Junio de 2013 en el que afirma que en continuidad con sus antecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quiere con dicho documento “permitir a los principios del Evangelio permear también las actividades de naturaleza económica y financiera”; por tal motivo crea una Comisión en relación al IOR (Instituto para las Obras de Religión, conocido popularmente como el Banco del Vaticano). Esta Comisión deberá mantener informado directamente al Papa de todas las actividades del IOR.

El 8 de Agosto de 2013 el Papa Francisco, con una Carta Apostólica dada en forma de Motu Proprio, tomaba medidas “para la prevención y la lucha contra el «lavado» de dinero, del financiamiento del terrorismo y de la proliferación de armas de destrucción masiva”, y así “adoptar los principios y poner en marcha los instrumentos jurídicos desarrollados por la Comunidad internacional”.

El 15 de noviembre de 2013 el Papa Francisco mediante una Carta Apostólica en forma de Motu proprio aprueba el nuevo Estatuto de la autoridad de Información Financiera, “para reforzar las iniciativas ya emprendidas con el fin de prevenir y combatir cada vez mejor eventuales actividades ilícitas en el sector económico-financiero”.

Posteriormente, el 24 de febrero de 2014 con otra Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Fidelis dispensator et prudens”, para la constitución de una nueva estructura de coordinación de los asuntos económicos y administrativos de la Santa Sede y del Estado de la ciudad del Vaticano, el Papa instituye “el Consejo de asuntos económicos, con la tarea de supervisar la gestión económica y vigilar las estructuras y actividades administrativas y financieras de los Dicasterios de la Curia Romana, de las Instituciones relacionadas con la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”, así como “la Secretaría de asuntos económicos, como Dicasterio de la Curia Romana según la Constitución apostólica Pastor Bonus”.

De este modo el Romano Pontífice pone en acto el principio evangélico: no pueden servir a Dios y al dinero (Lc 16, 13). ¿le secundaremos en esta reforma no sólo de la Curia sino de nuestras vidas? El Papa debe contar con el apoyo de los Cardenales y de cada uno de los cristianos.

Filiberto Cruz Reyes

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