Era un 1º de noviembre cuando nació mi hermana Cirenia. Años después, fue también 1 de noviembre, de 2003, cuando Don Mario de Gasperín Gasperín VIII Obispo de Querétaro erigió la Parroquia de Jesús de Nazareth, en la Colonia Colinas del Cimatario, de nuestra querida Ciudad de Querétaro. En el mismo acto me nombró primer párroco de la misma. El territorio parroquial se desmembró de la Parroquia del Misterio de Pentecostés, que cuando fue erigida (en esa Misa serví como Diácono) también por Don Mario de Gasperín, nombró primer párroco al Padre Juan Manuel Pérez Romero, Maestro entrañable que la pandemia nos arrebató en silencio. En el momento de la creación de Jesús de Nazareth, el párroco de Pentecostés era el Padre Fidencio López Plaza, entonces también Vicario de Pastoral y hoy X Obispo de Querétaro.
Esta foto fue tomada ese 1º de noviembre de 2003 al terminar la Misa. En ella aparece el Padre Fide, el Padre Eduardo Ortiz, de Tijuana, y hoy párroco en la violenta Colonia Sánchez Taboada de esa violenta ciudad. Mi papá fue a acompañarme después en 2019 a la Capilla San Felipe de Jesús, que fue el lugar donde el Señor me resguardó de la tormenta del Covid entre otras; ahora mi padre descansa en la paz y la misericordia de Dios. Mi sobrina Gisela, a quien sostengo en brazos, ya es universitaria. Hoy, en su cumpleaños, mi hermana Cirenia está internada desde hace 7 días en el Hospital, les ruego oren por ella. Mi madre nos sostiene a todos con su amor invicto, con su fe probada.
No pude llegar a casa parroquial alguna en ese momento, pues no existía; pasaron algunos días mientras se rentó una casa fuera del territorio parroquial para que el párroco viviera, en la Vista Alegre 3ª sección. Luego de discernir con el Consejo parroquial se tomó la decisión de iniciar los trabajos para terminar el Templo parroquial que estaba en obra negra, en lo cual habían laborado varios sacerdotes con la comunidad: se mandó realizar la sagrada imagen de Jesús de Nazareth con el Maestro Juan José Méndez, se hicieron las bancas, etc. Años después, se trabajó en la construcción de las instalaciones de servicios y salones, la terraza, etc. Finalmente la tercera etapa consistió principalmente en la casa parroquial, y así después de 3941 días en el exilio(10.7 años) pude llegar a vivir a la Casa parroquial durante 11 meses. En ese tiempo también se adquirieron dos predios pegados al primero que ya existía y se llevó a cabo el estacionamiento. Fueron días de alegría y trabajo, aprendizaje y fallas humanas del párroco novato, pero sobre todo de experimentar la gracia de Dios. Gracias a todas las personas con quienes caminamos juntos todos esos años, gracias por su amistad, paciencia y generosidad; gracias a Don Mario y a Don Fidencio, hombres sabios y bondadosos, de trabajo y Evangelio; gracias a todos los hermanos sacerdotes que siempre colaboraron en esa querida parroquia. Ruego perdonen mis limitaciones.
Pbro. Filiberto Cruz Reyes
1 de noviembre de 2022