Pequeño homenaje al Pbro. Guillermo Landeros Ayala
Los grandes sueños para encarnarse requieren paciencia y constancia, fe; de nuestras ilusiones no siempre llegan a realizarse todas, por eso, dicen los psicólogos, hay que tener una sana capacidad a la frustración o como se dice hoy también, tener una capacidad de resiliencia; para nosotros es tener esperanza, fortaleza.

La primera vez que le conocí fue en la parroquia de San José, en Vizarrón; debió haber sido en 1988 o 1989, cuando pertenecía yo al equipo de Seminaristas del SEDEC (Secretariado de Evangelización y Catequesis) bajo la guía del entonces Padre Fidencio López Plaza, hoy nuestro X Obispo de Querétaro. Fuimos a la parroquia en Vizarrón para compartir algún curso o taller, ahí estaba frente a un enorme pizarrón lleno de esquemas sobre la organización pastoral: era el Sr. Cura don Guillermo José Urbano Landeros Ayala. Él nació un 25 de mayo de 1938 en San Juan del Río, Qro; tierra de palomas, como dice la canción y la tradición. Fue bautizado exactamente un mes después, el 25 de junio de 1938, en la parroquia de San Juan Bautista, del mismo San Juan del Río. Sus padres fueron la Sra. Luz Ayala y el señor don J. Jesús Landeros. A don Jesús tuve el gusto de conocerle y tratarle: hombre de fe, sencillo, ameno y fuerte; hicimos un viaje a Italia e Israel con motivo del Jubileo del 2 000 y don Jesús, lleno de años, mostró una fortaleza increíble para realizar los recorridos.
Don Guillermo fue ordenado presbítero el 4 de marzo de 1963, en el Templo del Santo Nombre de Jesús —“Teresitas”—, 98 años después de haber sido fundado nuestro Seminario, que ha sido gloriosamente dos veces exiliado y clandestino (1914-1919 y 1926-1929).
El recorrido pastoral de Mons. Guillermo Landeros ha sido inmenso y variado: su primer nombramiento fue como Vicario en su parroquia de origen (1963), después Prefecto de disciplina en el Seminario Menor (1964), Vicerrector en el Seminario Mayor (1965-1971), Párroco de la Parroquia de San Pedro y San Pablo en Cadereyta, Qro. (26/08/1971), Vicario fijo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz, Tancoyol, Qro. (27/09/1972), Párroco de la Parroquia de San Sebastián, Bernal, Qro. (6/06/1975), Vicario cooperador de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, Pedro Escobedo, Qro. (10/11/1977), Vicario fijo de la Vicaría de San José, Vizarrón, Qro. (28/11/1977), Párroco de la Parroquia de San Francisco de Asís, Colón, Qro. (10/02/1978), Párroco de la Parroquia de San Felipe de Jesús, Chichimequillas, Qro. (21/04/1981), Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de los Siete Dolores, El Capulín, Gto. (08/08/1981), Párroco de la Parroquia de San José, Vizarrón, Qro. (20/02/1984), Administrador Parroquial de la Parroquia de San Antonio, El Doctor, Qro. (13/04/1989), Rector del Santuario del Sacro Monte, Parroquia de San Juan del Río, Qro. (18/04/1991), Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, La Esperanza, Qro. (26/09/1991), Administrador Parroquial de la Parroquia del Señor de la Piedad, Querétaro, Qro. (1/06/1993), Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Querétaro, Qro. (29/06/2000-19/09/2019). Su renuncia al Oficio de Párroco “atendiendo a que sus condiciones físicas no le permiten seguir ejerciendo adecuadamente el oficio de párroco” le fue aceptada el 19 de septiembre de 2019, dos días antes de que quedara vacante la Sede de la Diócesis de Querétaro (Prot. No. 184/2019).
Además de estos Oficios eclesiásticos ha sido también miembro de la Comisión del Clero, del Colegio de Consultores, etc. Hoy está Adscrito a la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (19/09/2019).
Hay momentos de nuestra vida que se quedan como grabados para siempre (cfr. Jb 19, 23-24) y yo lo recuerdo bien: era un jueves 28 de agosto de 1998 como a las 18:00 hrs., cuando llegué a la Parroquia del Señor de la Piedad (en Jurica), mi Obispo, Don Mario de Gasperín me había nombrado Vicario parroquial. Me recibió don Guillermo Landeros quien era el Párroco, él no me recordaba por supuesto desde la primera vez que nos habíamos encontrado en Vizarrón unos diez años antes. Amablemente me instaló y me encomendó celebrar la Misa de 19:00 hrs. Al día siguiente me mostró todas las comunidades y Capillas de la Parroquia, en esa época la parroquia abarcaba también Juriquilla, pueblo y Fraccionamiento. Hombre disciplinado y de intensa vida espiritual me fue enseñando la vida de la parroquia: constructor incansable de Capillas e instalaciones relacionadas con las mismas, creador de grupos pastorales dinámicos. En diciembre de ese año quería que se bendijera la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el Fraccionamiento de Jurica, para lo cual tenía una lista enorme de comisiones, tal vez más de 40, de las cuales él al final terminaba supervisando y realizando muchas. Eso me recordó aquel enorme pizarrón en Vizarrón: hombre de sueños e ilusiones, de paciencia y constancia es el Padre Guillermo. Buscó al Padre José Luis Guerrero, el autor del libro “Flor y Canto del nacimiento de México”, pues quería que viniera a dar una conferencia con motivo de la bendición de la Capilla del Fraccionamiento Jurica. En su oficina de la Ciudad de México le dijeron que el Padre por esos días se encontraba fuera del país, en Italia en específico; entonces literalmente lo perseguimos por teléfono muchos días en los lugares donde se hospedaba: íbamos a llamar a todas horas con tarjetas a un teléfono público que había en la calle cerca de la parroquia, le dejábamos recado hasta que finalmente lo encontramos y pudo don Guillermo hablar con él y hacerle la invitación. El Padre Guerrero aceptó y cuando finalmente vino a Jurica, después de la Conferencia el padre Guillermo le agradeció y le preguntó por qué había aceptado teniendo una agenda tan apretada como en su momento le había comentado; y le contestó diciendo que después de la persecución que tan vehementemente le había hecho por toda Italia, no podía decirle que no. Así es don Guillermo: vehemente para evangelizar, constante en su vida espiritual. Después de todas las llamadas en teléfono público con tarjetas, un día fue decidido y logró que colocaran un teléfono en la casa parroquial; fue el primero en el pueblo de Jurica.
A veces íbamos a reuniones pastorales al Fraccionamiento por las noches y terminaban en ocasiones bastante tarde, al llegar a la casa parroquial él se iba al Santísimo a orar y yo me iba a preparar clases. Al día siguiente él me estaba esperando a las 7 de la mañana para rezar laudes, muchas veces yo llegaba un poco tarde y siempre me decía: no te preocupes. Por su trayectoria de formador los colegas contemporáneos suyos le llaman cariñosamente el “teacher”, en esa época me decían: ¿cómo te va con el teacher? ¿te dice “te encargas”? Frase célebre ésta de sus tiempos de Vicerrector en el Seminario. Yo les decía: me va muy bien, trato de aprender de él, nunca me ha dado una orden; siempre me decía padre, ¿podrías por favor apoyarme con esta actividad? En esa época don Guillermo tenía en construcción la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe en el Fraccionamiento de Jurica, la Capilla en el Nabo, “La Capilla” en el pueblo de Jurica, que es el lugar donde se encuentra el Santo Patrono: el Señor de la Piedad, distinta del Templo parroquial; se construía también la Capilla en Acequia Blanca; se hacía una pequeña casa en el pueblo de Juriquilla para delimitar el terreno y recuperar el atrio; se hacía una pequeña Capilla en Nuevo Juriquilla y se litigaba el terreno de la Capilla en Rancho Largo, del que luego se perdió la mayor parte porque no contestaron en tiempo, en un proceso por demás injusto y amañado por la ambición; ya don Guillermo no era el Párroco. También se estaba consiguiendo el terreno de lo que hoy es la parroquia de La Santa Cruz y San Judas Tadeo, y convocó a un concurso para el diseño. En algunas de estas actividades participé de cerca pues me encomendaba algunas tareas muy específicas, yo le comentaba de los avances y me hacía pensar sobre las diversas posibilidades de cómo hacer las cosas y sus posibles consecuencias; siempre obtuve consejo sabio y palabras que inyectaban ánimo. Por mi parte nunca imaginé cuestionar una indicación suya.
Mandó construir la imagen de Jesús en madera que está en la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe en el Fraccionamiento de Jurica (con el Maestro Juan José Méndez, en Santa Anita, Guadalajara y hoy de feliz memoria y quien también realizó la escultura de Jesús de Nazaret en la parroquia del mismo nombre, de la cual fui agraciadamente el primer párroco), así como la campana de la misma y otra para el Templo parroquial, la que fundieron los maestros en el patio de la casa parroquial, un 24 de diciembre. Fui testigo de muchas actitudes prepotentes e impertinentes que le hacían algunos feligreses y también de los buenos frutos de su paciencia y bondad; entendí de él que, aun teniendo la razón, se gana más con la caridad y el silencio.
Siempre creativo, al llegar al Perpetuo Socorro se dio a la tarea de construir lo que llamó el Areópago, dedicado en honor a San Juan Pablo II, hoy centro cultural de referencia en nuestra Diócesis. Cuando estaba en construcción llegué a visitarlo y me decía que la techumbre en pergolado tenía forma de paloma, y creo que sí, refleja la paloma del Espíritu, ese Espíritu al que siempre se ha esforzado por ser dócil.
Don Guillermo, gracias por su vida entregada al servicio de Dios y de nuestra querida Iglesia diocesana de Querétaro, gracias por ser para mí Padre y hermano, Maestro y amigo. Cuando Usted se despidió de la comunidad en Jurica recuerdo que pronunció unas palabras llenas de sabiduría y humildad: “a Dios, agradezcamos lo bueno que juntos pudimos hacer, las deficiencias son mías y pido perdón”. Gracias Padre Guillermo por su testimonio de sencillez, de fortaleza y resiliencia, de una vida marcada con el sello del Espíritu.
Pbro. Mtro. Filiberto Cruz Reyes
Seminario Conciliar de Querétaro.
15 de junio de 2023