Homilía Viernes V de Cuaresma
Jr 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42
¿Qué celebramos hoy? El “Viernes de Dolores” o Los siete Dolores de Santa María Virgen”, que antiguamente se celebraba litúrgicamente a la par con la fecha del 15 de septiembre1; hoy se conserva principalmente en la piedad popular2. Y es que el dolor de la Virgen es también el de la Iglesia, es el dolor de Jesucristo que llegará a su culmen dentro de ocho días en el Viernes de la Pasión del Señor o Viernes Santo.

Es el mal que engañó a Adán y Eva en el paraíso, el mismo que dejó sin vino o alegría a los novios en Caná, es el mal que llevó a los pastores del Antiguo Testamento a maltratar y abusar de las ovejas de su pueblo en lugar de apacentarlas en bondad y buenos pastos, es el mal que trastocó las obras buenas de la Creación. Por eso decía una escritora católica: “El mal no es simplemente un problema que hay que resolver, sino un misterio que hay que soportar” (Flannery O’Connor, “Misterio y costumbres”). Y por eso el profeta clama hoy a Dios diciendo: “Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa”.
En el Evangelio aparece Jesús que lo quieren atrapar para darle muerte, porque ayer y hoy el mal está activo, está organizado, parece que se ha institucionalizado, está agazapado y escondido; aparentemente parece difícil que salga a la luz y pueda ser puesto en evidencia. Pero hay un modo inequívoco de desenmascararlo y lo dice claramente Jesús, el Señor de la Historia: “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras”; sus obras buenas son el criterio de verdad, pues las palabrerías y las “verdades históricas” van y vienen: de Ayotzinapa a Teuchitlán, de Auschwitz-Birkenau a Gaza, etc.
Esas obras “buenas” (Jn 10, 31: kala), son como el vino de Caná (de calidad, bueno, mejor: Jn 2, 10), o el pastor (modelo o bueno o bello, Jn 10, 11. 14), o como las obras de la creación (Gn 1, 31): “vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno”.
Cuando no vemos amenazados por el mal tal vez podamos pensar: “No sé lo que haré, sí sé lo que pasará”: el mal parece que domina, que excluye, que miente, que deja triste, etc. Pero el mal no tiene la última palabra.
Encomendemos nuestra vida, nuestro mundo, nuestra patria a María, la “Reina de las madres buscadoras”, que no fue al sepulcro a buscar el cuerpo de su Hijo para pretender embalsamarlo y hacer del dolor un memorial, sino que lo contempló vivo, resucitado, porque Ella sabía que la voluntad del Dios que le dirigió su Palabra siempre es ser fiel y cumple su Palabra, y sabe que las obras del Padre y del Hijo tienen el mismo objetivo: dar vida al hombre.
La paz del Señor esté con Ustedes.
Pbro. Filiberto Cruz Reyes
11 de Abril de 2025, Viernes de Dolores
Parroquia de la Sagrada Familia, Santiago de Querétaro.
Querétaro, México.
- Con la reforma del Concilio surgieron varios documentos: Paulus VI, Litterae apostolicae motu proprio datae «Mysterii Paschalis» (14 februarii 1969): AAS 61 (1969) 222-226; Sacra Congregatio Rituum, Decretum «Anni liturgici ordinatione» (21 martii 1969)»: Notitiae 5 (1969) 163-165; Calendarium Romanum ex decreto sacrosancti Œcumenici Concilii Vaticani II instauratum auctoritate Pauli Pp. VI promulgatum. Editio typica (21 martii 1969), Typis Polyglottis Vaticanis, In Civitate Vaticana 1969. Este Calendario Romano era la primera vez que aparecía aditado aparte, solo; ahí se puede encontrar que “Las fiestas de los Siete dolores de Sta. María Virgen (viernes anterior al domingo de Ramos) y del Smo. Nombre de María (12 de septiembre) fueron suprimidas por considerarse una duplicación de los Siete Dolores de Sta. María Virgen (15 de septiembre) (n. 119), la primera, y de la Natividad de Sta. María Virgen (8 de septiembre) (n. 13), la segunda”. ↩︎
- En el Misal Romano hoy se puede leer en la rúbrica del Viernes V de Cuaresma: “Por Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del 18 de marzo de 1995 (Prot. 452/95/L), en las parroquias o iglesias en las que hoy, antiguo “Viernes de Dolores”, siga habiendo gran afluencia de fieles para honrar a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de los Dolores, se puede celebrar una única Misa votiva de esta advocación”. Siendo esta advocación de la Virgen la Patrona de Nuestra Diócesis hemos tomado las oraciones de esta Misa. ↩︎