Tras las huellas de Francisco

Estimado Pbro. Manuel García Moreno.

Ahijado.

Han pasado ya 24 años desde ese 5 de Mayo de 2001 cuando recibiste la Ordenación presbiteral, en esa fecha muchos hermanos fueron Ordenados Presbíteros de nuestra Santa Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, en memoria de la llegada entre nosotros de Mons. Mario de Gasperín, VIII Obispo de Querétaro (de Quien también recibí la Sagrada Ordenación); ‘El fue recibido en el Estadio Corregidora por feligreses de toda la Diócesis. Eran otros tiempos, no había oficialmente en nuestra patria relaciones Iglesia-Estado con el Vaticano; Mons. Prigione era Delegado Apostólico en México, él vino a presentar al Obispo y presidir la Misa; algunas voces se levantaron para inconformarse por la violación de la identidad del “Estado Laico”. Eran días en que nuestro Romano Pontífice era el hoy Santo, Juan Pablo II. En un Estadio Corregidora repleto de feligreses llenos de alegría se realizó la celebración de la Santa Misa. Era el 5 de Mayo de 1989. Ese día participé en el servicio de altar, me encomendaron llevar la mitra del Delegado Apostólico.

Para el 2001 ya habías sido Ordenado como yo, Presbítero. Eran ya 6 años de ese gran acontecimiento que cambió mi vida para siempre. En esos días era yo entre otros Oficios Eclesiásticos Maestro en el Seminario: impartía clases de Filosofía del Derecho, Derecho Fundamental Canónico, Teología de la Eucaristía y Teología del Matrimonio. También era párroco en Jesús de Nazareth, en la Colonia Colinas del Cimatario. Esta había sido erigida como tal el 1 de Noviembre de 2003, por Don Mario de Gasperín, quien me nombró primer párroco. Eran días de construcción del templo Parroquial, área de servicios y casa Parroquial. 

Años antes habíamos coincidido en el Seminario, te conocía como alumno. Era yo un maestro intenso y soñador, muchos de mis alumnos aún hoy no me perdonan por todo lo que les exigía. Leíamos mucho. Ya pedí perdón a algunos por haber tratado de enseñarles.

Antes de tu Ordenación me invitaste a que en la misma te colocara yo la estola y la casulla el día de tu Ordenación. Y así fue: compartir el camino de la vida sacerdotal con un hermano que ya tiene cierta experiencia en el ministerio, se le llama tradicionalmente ser su Padrino.

Hoy aquí, en San Francisco, Huimilpan, nos hemos reunido para celebrar tus 24 años de sacerdote: has crecido no sólo en años, sino también en experiencia. Te has especializado en filosofía, has llenado los salones de clases en nuestro Seminario Diocesano de tus conocimientos, hoy eres un párroco intenso en el trabajo de evangelizar.

Ahijado, estamos ahora en un tiempo de Sede Vacante Apostólica: no tenemos Papa. Francisco ha partido a la casa del Padre.

Quisiera recordarte algunas de las convicciones de Francisco, nuestro sencillo, humano y brillante Pontífice; para que las imites:

Nos proponía una Iglesia pobre y para los pobres. Esto puede significar nuestro origen: la mayoría de los presbíteros diocesanos somos de familias sencillas, llenas de trabajo y fiesta, donde los Santos nos marcan el rumbo donde la piedad popular da sentido al tiempo, viviendo el Evangelio donde Jesucristo inspira nuestra vida toda. Sí, es cierto, no siempre vivimos al 100 % sus enseñanzas. Somos humanos, o como dijo el filósofo, demasiado humanos. Ir a las periferias no sólo geográficas, sino también existenciales. Hay tantos ricos según este mundo que olvidan que la única diferencia entre un rico y un pobre es solo el dinero; a todos se nos cantará como a los niños en la piñata: y tu tiempo se acabó. La muerte no distingue.

Francisco nos propuso en su Primer gran Documento, su proyecto de ministerio: “La Alegría del Evangelio”, dejarnos llevar por ese anuncio de Jesucristo Muerto y Resucitado, que nos quiere libres, misericordiosos, pobres, llenos de alegría, sencillos; caminando con nuestro pueblo, lejos de toda pretensión de poder terreno.

También insistió en ser misericordiosos: comprender la miseria humana, incluida nuestra vida y existencia, comprender a los hermanos, pues estamos hechos del mismo barro.

Hace diez años me invitaste a predicar en tu aniversario, ahora lo has hecho tú: te veo crecido, experimentado; y eso me llena de alegría.

Ahora, camina con tu pueblo, con la cintura ceñida para estar libre, para la siguiente misión: ligero de equipaje.

 Pido a Dios que hoy y siempre bendiga tu ministerio.

Tu Padrino de Ordenación, el más indigno:

Pbro. Filiberto Cruz Reyes

 San Francisco, Huimilpan, 5 de mayo de 2025.

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