Presentación del Libro “Perlas Evangélicas”
(Querétaro, Qro. Marzo 2025)
del Pbro. Dr. Umberto Mauro Marsich, MX
29 de Agosto de 2025
Parroquia de la Sagrada Familia
Hemos leído al PadreMarsich en otros libros con otros temas: Doctrina social de la Iglesia, Bioética, Deontología jurídica, etc., Hoy nos convoca un texto sobre pasajes de la Sagrada Escritura, y más que comentarios sobre Ella son testimonios de vida, de experiencia del trabajo que Dios ha ido realizando en él. A él le consta que la Palabra de Dios cuando entra en nuestra vida puede ser algo que molesta, que incomoda, que me saca de mi comodidad… que me transforma; así como cuando un grano de arena penetra en el interior de una ostra y le irrita. Ésta para “defenderse” secreta nácar que al formar varias capaz llega a convertirse en una hermosa y valiosa perla. Sólo así podemos imaginar y comprender el itinerario de la vida del Padre Marsich: nace en Koper (Eslovenia), se educa y crece en Italia y es ahí donde fue ordenado sacerdote, viene a México y pasa diez años en Huejutla (Hgo.) en donde aprende náhuatl; después viene a San Juan del Río —en nuestro Estado—, para pasar posteriormente varios años en la Ciudad de México. Actualmente reside nuevamente en San Juan del Río. Gran parte de su ministerio ha sido ser docente, conducir a otros buscando la verdad, el bien, la belleza.
Escuchar la voz de Dios en nuestra vida implica dar una respuesta para entrar en diálogo con Él; diálogo que no se queda sólo en la palabra sino que lleva a un cambio de vida. El Padre nos invita a dejarnos guiar por el Espíritu Santo como el mismo Jesús, pues Él mismo “Por al fuerza poderosa del mismo Espíritu, en efecto, ‘sana’ a los enfermos, ‘libera’ a los poseídos y ‘entrega su vida‘ por todos” (p. 10). Es en la entrega de nuestra vida misma que encontramos la plena realización de nuestro ser. El Padre Umberto ha dejado su vida en la misión, por eso puede afirmar: “Sólo así, impulsada por el Espíritu, la Iglesia podrá comprenderse ‘misionera’ y los que la integramos, movidos por el Espíritu, seremos sus ‘misioneros y misioneras‘ (p.11).

El misionero es ante todo “testigo” y “sabemos que ‘testigo’, según el Evangelio, es aquel que cuenta o narra, fiel y responsablemente, ante otros y con un cierto riesgo, lo que ha visto y oído para que la verdad resplandezca. Entre todos, desde luego, el mayor testigo es aquel que da la vida por los demás” (p. 16). Padre Umberto, hemos escuchado tus proféticas clases, donde has arriesgado tu palabra y tu buena fama en aras de que la verdad resplandezca, nos has enseñado que a veces hay que decirle “más verdades a lo cierto”; y lo sabemos bien, esto siempre tendrá su precio a pagar: la cruz de Cristo.
El Profeta Isaías afirma acerca del Siervo de Dios que vendría: “El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado” (Is 50, 7. Biblia del Peregrino). Posteriormente San Lucas hará alusión a este texto y hará una relectural del mismo refiriéndose al Señor Jesús, afirma: “Cuando se iba cumpliendo el tiempo de que se lo llevaran afrontó decidido (endureció el rostro) el viaje hacia Jerusalén” (Lc 9, 51, Biblia del Peregrino). Endurecer el rostro significa que hay una confianza absoluta en Dios que llama, por parte de quien responde a esa vocación: pues la misión conlleva sufrimiento, riesgo, golpes, humillaciones, salivazos y tal vez incluso la muerte violenta, como la del Señor Jesús. Es una expresión para decir que quien ha entendido y decidido hacer la voluntad del Padre, nada puede hacerle mirar para otro lado o nada puede distraerle o cambiar su voluntad. Padre Umberto, gracias por tu testimonio que se mantiene firme. Porque lo has vivido nos compartes que a imitación de María debemos persistir en la búsqueda de la voluntad de Dios: “el lenguaje del ángel, revelándole la voluntad de Dios, desde luego, no le ha sido de fácil comprensión, sin embargo, jamás desistió en aceptarla” (p. 23).
Al vivir de la fe en Cristo Jesús, Padre Umberto, nunca has dejado de ir a los confines del mundo de hoy, a las preguntas acuciantes de la cultura actual y nos recuerdas que “La tecnología más avanzada y la ciencia más compleja, jamás tendrán el poder de rescatar al hombre de la insensatez de la vida y de los males que lo atormentan” (p. 31); y así brilla la verdad perenne que nos anima y consuela en el camino de nuestra vida: “Dios, en efecto, se ha hecho carne y salvación, también para el hombre tecnológico, informatizado o desesperado de nuestro tiempo” (p. 30).
Frente a la salvación que Jesús nos ofrece hoy y siempre, no podemos ser ingenuos, necesitamos estar conscientes como nos recuerdas que “Herodes, concretamente, es el símbolo de los ‘enemigos de Jesús’ de todos los tiempos y, más precisamente, de todos aquellos que, aún hoy, obstaculizan la difusión de su mensaje: los poderosos de la economía desigual, los intelectuales ateos, los engañosos profetas mediáticos, los mercaderes de la muerte y las multinacionales de la guerra y de la pornografía. Jesús y la Iglesia, por afectar los sucios intereses económicos de los poderosos son, por ello mismo, perseguidos y martirizados” (p. 31). ¿De dónde brota pues la fuerza en el cristiano para permanecer fiel a la voluntad del Padre? Lo sabes bien y nos recuerdas que “Toda la vida de Jesús […] se realiza y se desenvuelve bajo la inquebrantable convicción de ser amados por el Padre” (p. 35).
Uno de los grandes tesoros que el Evangelio nos ofrece es el don de la fraternidad, esa que fue imposible entre Caín y Abel; entre José y sus hermanos que le pusieron precio y lo vendieron; la fraternidad negada entre Rusia y Ucrania; el fratricidio de Israel a Gaza; la muerte violenta de más de 70 mexicanos por día; esa fraternidad que se ignora y se desprecia todos los días en los más altos órganos legislativos de nuestra patria en la que se juegan intereses de partido y personales disfrazados de shows mediáticos pretendiendo aparentar batallas épicas, etc. ¿Cómo pues coincidir en objetivos comunes si cada uno tenemos nuestra propia historia y necesidades, y son diversas? Nos dices: “En el desprendimiento de la vida pasada y en la determinación entusiasta de seguirle, se ubicaría la condición imprescindible para vivir la aventura del seguimiento de Jesús” (p. 38).

El Apóstol Santiago nos recuerda una de las consecuencias de negar la fraternidad: “Ustedes quieren algo, y no lo obtienen; matan, sienten envidia de alguna cosa, y como no la pueden conseguir, luchan y se hacen la guerra. No consiguen lo que quieren porque no se lo piden a Dios” (4, 2). No podemos pedir nunca la muerte del hermano, por más que creamos que tenemos la razón, por más ofendidos que lleguemos a sentirnos. Dios puso en nosotros el deseo de vida eterna, de Él mismo; y no podemos pretender estar con el Padre y excluir al hermano. La fraternidad es un don y una búsqueda constante, ya lo decía el San Agustín: “porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Confesiones I, 1, 1). Es el deseo desordenado de las cosas lo que puede llevarnos a negar la fraternidad de modo absoluto, es decir, a convertirnos en fratricidas, por eso nos recuerdas que “Evidentemente, en el pensamiento de Jesús, únicamente las riquezas ‘insolidarias’, es decir, las que ocupan el corazón, constituyen el verdadero obstáculo para seguirle y salvarse” (p. 41).
Son 48 pasajes evangélicos en los que el Padre Umberto nos sumerge en un ambiente de reflexión y sabiduría, esa que sólo brota de los años de seguimiento cotidiano, de la celebración rutinaria de la Eucaristía; recordando que rutinario proviene del francés routine, derivado de route (camino); es decir, de quien ha hecho del seguimiento de Jesucristo la razón de su existencia.
Padre Umberto Mauro, gracias por los años en que fuiste mi Maestro en el Seminario, gracias porque nos sigues enseñando con la entrega generosa de tu vida y tu palabra; ten la certeza de que ha valido la pena tu sí al Señor. Gracias por mantener tu rostro endurecido en el seguimiento del Señor y el anuncio del Reino. Felicidades por este libro que pones a nuestra consideración y para nuestro bien.
Pbro. Filiberto Cruz Reyes
29 de Agosto de 2025
Parroquia de la Sagrada Familia
Santiago de Querétaro, Qro. México