Navidad 20251
Cuando el hombre dejó de ser sólo recolector y pastor trashumante debió haber sido una verdadera revolución en su estilo de vida y forma de pensar; también en su relación con lo divino. Así, el pueblo de Israel pasó de su comprensión de un Dios guía a un Dios también agricultor; el Dios que hace que la tierra produzca frutos que alimentan al ser humano y hacen posible su sustento. Así lo expresan algunos Salmos; por ejemplo:
“Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida.
La acequia de Dios va llena de agua;
preparas sus trigales, así la preparas:
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja esponjosos,
bendices sus frutos;
coronas el año con tus bienes
tus carriles rezuman abundancia” (Sal 65, 10-12).
Dos de los principales frutos de la tierra que han acompañado la vida del pueblo de Jesucristo son el trigo y la vid, así como sus productos: el pan y el vino. En el ambiente bíblico el pan es signo de la paz, el vino de la alegría y la viña de la ansiada tierra prometida: “las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan, y el vino que recrea el corazón del hombre, para que lustre su rostro con aceite y el pan conforte el corazón del hombre” (Sal 104, 14-15). Ambos elementos son usados en la celebración de la pesaj o pascua judía, que conmemora la liberación del pueblo que estaba esclavo en Egipto (cfr. Ex 11-19). Esta celebración la llevó a cabo Jesús con sus discípulos (cfr. Mt 26, 26-29) y le dio un nuevo sentido: ahora el pan y el vino han sido transformados en su Cuerpo y su Sangre; esta es una de las verdades de fe más profundas que celebra la Iglesia Católica en cada Eucaristía: en los signos sacramentales está presente Jesucristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad; es decir, con sus dos naturalezas, la humana y la divina. De esta manera, la celebración de la Misa está íntimamente unida al uso del pan y el vino, y por lo mismo, el cultivo de la vid y del trigo ha estado siempre ligado a la misión de la Iglesia. Ésta ha promovido el cultivo de la vid, y en nuestra patria no ha sido la excepción; las casas vinícolas más antiguas dicen relación directa con los misioneros de la Iglesia.

Históricamente Querétaro profesa una vocación de cultivo y amor a la tierra; así queda de manifiesto en el Escudo de Armas de la ciudad de Querétaro, que posteriormente pasó a ser también de todo el Estado.
Según la tradición, la ciudad de Querétaro fue fundada el 25 de Julio de 1531; posteriormente, 125 años después de fundada, el 25 de enero de 1656 se le concedió el Escudo de Armas. Fue llamada también “muy Noble y muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro”. Su ubicación geográfica entre el norte del país y la ciudad de México desde siempre ha sido también de vital importancia para el comercio y el traslado de los minerales preciosos en los siglos XVII y XVIII. Al ser parte de la región del Bajío y por su producción agrícola fue llamada por mucho tiempo “el granero del Bajío”. Pero fue hasta el 29 de septiembre de 1712 que por medio de Cédula Real expedida por el Rey Felipe V fue aceptado y confirmado el rango de ciudad a Querétaro.
Parte del Escudo de Armas de la Ciudad de Querétaro es descrito así: “En el cuartel derecho aparece una frondosa parra y junto a su tronco un racimo de espigas de trigo con un fondo azul y con los colores de este árbol y del trigo. Con estos últimos elementos se trata de destacar la fertilidad de las tierras de esta región, propias para el cultivo de la vid, así como del trigo, el maíz, frijol, etc.”2. Querétaro ha tenido pues, como algo característico, el cultivo de la vid.
En su actual legislación la Iglesia Católica se refiere al pan y al vino que deben usarse para la Misa en los siguientes términos:
“Canon 924 § 1. El sacrosanto Sacrificio eucarístico se debe ofrecer con pan y vino, al cual se ha de mezclar un poco de agua.
§ 2. El pan ha de ser exclusivamente de trigo y hecho recientemente, de manera que no haya ningún peligro de corrupción.
§ 3. El vino debe ser natural, del fruto de la vid, y no corrompido”.
Es decir, en el proceso de elaboración del vino no debe agregarse ningún elemento extraño al fruto de la vid, en este caso para su estabilización se utiliza alcohol vínico para cumplir el requisito.
En nuestras tierras queretanas desde hace unos tres años se elabora vino para consagrar en la Santísima Eucaristía cumpliendo cabalmente con altos estándares en su elaboración.
Este 2025 la Secretaría de Economía otorgó a través del Instituto Mexicano de la propiedad Industrial (IMPI) a las Vinícolas Queretanas (mediante el oficio número DG.2025.045 de fecha 26 de febrero de 2025) la:
DECLARACIÓN DE PROTECCIÓN DE LA INDICACIÓN GEOGRÁFICA
“VINOS DE LA REGIÓN VITIVINÍCOLA DE QUERÉTARO”
Ahí se indica: “La delimitación de la zona geográfica protegida.
Se delimita como zona geográfica protegida el estado de Querétaro ubicado entre el paralelo 20° y 21° latitud norte, al sur del Trópico de Cáncer en el Altiplano Central de la república mexicana, en la región denominada El Bajío. Es la región vinícola más al sur del hemisferio norte en el mundo, es por ello por lo que es conocida como una zona de “viticultura extrema”, donde influyen: los riesgos de granizo, las lluvias veraniegas que provocan un descenso de temperatura por la noche, los microclimas, la altura (en promedio 1,965 metros sobre el nivel del mar) y los suelos (vertisoles y phaeozems y texturas principalmente franco-arcillosas). De los 18 municipios que conforman el estado de Querétaro, actualmente 8 son productores de vino: Tequisquiapan con 18 viñedos, El Marqués, 13, Ezequiel Montes, 12, San Juan del Río, 9, Colón, 9, Huimilpan, 6, Cadereyta de Montes, 2 y Pedro Escobedo, 1, con un total de 550 hectáreas (Ha) cultivadas y otros 4 adecuados de acuerdo con las características para la producción: Querétaro, Corregidora, Amealco de Bonfil y Tolimán”.
Acompañamos esta breve reflexión con una pintura de nuestro pintor queretanos Gabriel García Aguas con una vista de los viñedos cercanos a la Peña de Bernal.
Creemos, como afirma la oración de la Misa, que el vino es “fruto de la vid y del trabajo del hombre”, que ambos son sagrados, un don de Dios y el mejor esfuerzo y conocimiento del hombre en su actividad; por lo que auguramos buen trabajo, buen provecho y salud a todos en este fin de año 2025.
Pbro. Mtro. Filiberto Cruz Reyes
Navidad 2025