A corazón abierto

A todos los que nos acompañan en la “Misión Cirenia”

Con gratitud infinita

Jueves 8 de Mayo de 2025: la Iglesia y el mundo ponen sus ojos en una antigua chimenea en el tejado de un edificio en el Vaticano, el color del humo que esperan ver salir es importante: si es negro el cónclave debe continuar, si es blanco entonces Habemus papam.

Iba en la carretera 57 en el tramo San Juan del Río-Querétaro; una arteria vial de México que a ratos parece colapsar. No sé cuántos automotores transitan a través de ella por minuto, pero son más de los que puede hacer circular; la están ampliando. Mi pulso se estremecía, parecía colapsar: la emoción de la espera por el próximo Papa y la tensión de saber que mi hermana Cirenia estaba en quirófano en una cirugía a corazón abierto. Escuchaba en el celular, en las redes sociales la transmición en vivo del Cónclave, de pronto un “Habemus Papam…”, me orillé y detuve el auto.

Apareció el Proto Diácono y pronunció en latín las esperadas palabras: Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam: Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Robertum Franciscum Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Prevost qui sibi nomen imposuit LEONEM XIV (Les anuncio con gran gozo; tenemos Papa: Eminentísimo y Reverendísimo Señor, Señor Roberto Francisco Cardenal Prevost de la Santa Romana Iglesia que se impuso el nombre de LEÓN XIV).

Era un Cardenal Obispo, Prefecto del Dicasterio para los Obispos. Nacido en Chicago, Estados Unidos de Norte América y quien fuera Obispo de la Diócesis de Chiclayo en Perú. Religioso Agustino, misionero. Hoy los medios de comunicación digitales e impresos inundan de datos su historia.

Al aparecer en el balcón de la Logia central de la Basílica de San Pedro pronunció sus primeras palabras como Papa León XIV: en italiano, español y latín. No usó su lengua madre, el inglés. Francisco no fue como Papa a su querida Argentina… los Papas son universales, católicos… son de todos, son para todos. Los santos también: Antonio de Padua, no nació en Padua; Teresa de Calcuta, no nació en Calcuta; en la Iglesia nadie es extranjero (cfr. Ef. 2, 19).

 El escudo episcopal de Mons. Prevost: un blasón tajado en cuyo campo derecho aparece un libro, sobre el cual aparece un corazón ardiente traspasado por una flecha, que recuerda a San Agustín y su experiencia de encuentro con Dios: “Percussisti cor meum verbo tuo, et amavi te”. “Heriste mi corazón con tu palabra y te amé”. (Confesiones X, VI, 8).

Toda la vida de San Agustín será una búsqueda de la Verdad:  “Volo eam facere in corde meo coram te in confessione, in stilo autem meo coram multis testibus”, “Yo la quiero obrar en mi corazón [la verdad], delante de ti por esta mi confesión y delante de muchos testigos por este mi escrito” (Confesiones X, I, 1). La imagen del libro significa el texto sagrado de la Palabra de Dios, pero también la ingente obra escrita del Santo como un tesoro y regalo para la Iglesia y la humanidad, pues en ella muchos no creyentes también se recrean. Este mismo escudo lo ha conservado como Papa León XIV.

En su primer saludo el Papa León XIV nos decía: 

“¡La paz esté con todos ustedes!

Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el Buen Pastor, que ha dado la vida por la grey de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entre en sus corazones, llegue a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes! […]

 ¡Gracias al Papa Francisco! […]

Soy agustino, un hijo de san Agustín, que ha dicho: “Con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo”.

Estas afirmaciones nos iluminan: la espiritualidad del santo de Hipona configura todo su corazón episcopal y ahora de Sumo Pontífice, es una clave para entender todo su ministerio y magisterio, en el cual la palabra “corazón” palpita por doquier.

El agradecimiento al Papa Francisco nos remite también al magisterio del Papa argentino y nos conecta a él, su última encíclica “Dilextit nos – Nos amó” (24 de octubre de 2024) lleva como sub título “Sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo”. En ella la palabra “corazón” aparece 469 veces, mientras que el nombre de San Agustín aparece 5 veces en el cuerpo del documento.

Dice el Papa Francisco: “San Agustín abrió el camino a la devoción al Sagrado Corazón como lugar de encuentro personal con el Señor. Es decir, para él el pecho de Cristo no es solamente la fuente de la gracia y de los sacramentos, sino que lo personaliza, presentándolo como símbolo de la unión íntima con Cristo, como lugar de un encuentro de amor. Allí está el origen de la sabiduría más preciosa, que es conocerle a él. En efecto, Agustín escribe que Juan, el amado, cuando en la última cena apoyó su cabeza sobre el pecho de Jesús, se reclinó sobre el santuario de la sabiduría” (DN 103).

Ese día, 8 de Mayo, al experimentar que un cierto sentimiento de orfandad como católicos terminaba al tener nuevo Papa, cesaba mi emoción por la espera del nuevo Romano Pontífice; no así la tención por la salud de mi hermana Cirenia. Eso terminaría más tarde hasta cierto punto, después de un arduo trabajo de 10 horas en el quirófano por parte de todo el personal sanitario. Ella había sido ingresada al Hospital el martes anterior, 6 de mayo. Desde esa fecha transcurrieron largos días y noches de sosobra, de temor y temblor, de angustiosa espera; las noticias que enviaba mi hermana que le asistía iban de la mejoría a la alarma, del “va mejor” a “la presión está muy alta” o “tiene problemas con la cuagulación”. El cansancio y la angustia fueron minando la fuerza de todos en la familia, de pronto recibíamos el reporte “desde el hospital en el segundo piso y número de habitación”, ya no eran los nombres sino un lugar y unos números… La clausura, la soledad, el dolor, la lucha contra el tiempo, la intimidad expuesta, de pronto nos hacen sentir y pensar no se porque, de algún modo en un campo de concentración. A diferencia de aquél, en este muchos están a tu favor: médicos, enfermeras, asistentes, guardias, administrativos, compañeros de camino y de dolor, los que oran por nosotros, quienes donaron sangre, etc. Gracias a todos, infinitas gracias por tener un corazón abierto y generoso para el sufriente y menesteroso, su presencia nos ha llenado de esperanza, de futuro. Mi hermana vive y se recupera poco a poco.

Hoy por la mañana en Roma, el Papa León XIV decía en su Mensaje a los sacerdotes en ocasión de la Jornada de santificación sacerdotal:

“Queridos hermanos en el sacerdocio:

En esta Jornada de la Santificación Sacerdotal, que se celebra en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, me dirijo a cada uno de ustedes con un corazón agradecido y lleno de confianza.

El Corazón de Cristo, traspasado por amor, es la carne viva y vivificante que acoge a cada uno de nosotros, transformándonos a imagen del Buen Pastor. En él se comprende la verdadera identidad de nuestro ministerio: ardiendo por la misericordia de Dios, somos testigos gozosos de su amor que sana, acompaña y redime.

La fiesta de hoy renueva en nuestros corazones la llamada a la entrega total de nosotros mismos al servicio del Pueblo santo de Dios. Esta misión comienza con la oración y continúa en la unión con el Señor, quien reaviva continuamente en nosotros su don: la santa vocación al sacerdocio.

Hacer memoria de esta gracia, como afirma san Agustín, significa entrar en un «santuario amplio y sin fronteras» (Confesiones, X, 8.15), en donde no se custodia simplemente algo del pasado, sino que vuelve siempre nuevo y actual lo que allí se conserva. Sólo haciendo memoria vivimos y hacemos revivir lo que el Señor nos ha entregado, y nos pide, a su vez, transmitirlo en su nombre. La memoria unifica nuestros corazones en el Corazón de Cristo y nuestra vida en la vida de Cristo, de modo que podamos llevar al Pueblo santo de Dios la Palabra y los Sacramentos de la salvación, para un mundo reconciliado en el amor. Sólo en el Corazón de Jesús encontramos nuestra verdadera humanidad de hijos de Dios y de hermanos entre nosotros. Por estas razones, hoy quiero hacerles una invitación urgente: ¡sean constructores de unidad y de paz!”

El corazón traspasado, abierto, de Jesucristo resucitado es la fuente de vida y generosidad que nosotros y todo nuestro mundo necesitamos. Gracias a todos por su generoso corazón, lo digo también a corazón abierto.

Pbro. Filiberto Cruz Reyes

Santiago de Querétaro, Qro. Méx., 27 de Junio de 2025

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

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